martes, 29 de mayo de 2012

Los Cristianos y como saber aceptar la crítica Parte 2



“CRISTO… CUANDO LO MALDECÍAN, NO RESPONDÍA CON MALDICIÓN…” (1 Pedro 2:21-23)


Para manejar la crítica adecuadamente, debes:
1) Demostrar madurez emocional y espiritual.El agotamiento puede afectar tus reacciones cuando te encuentres bajo presión, tal y como le pasó a Elías, quien se sumió en una gran depresión. La reina Jezabel lo acosaba sin cesar. Su antagonismo agotó las fuerzas del profeta hasta el punto de decir: “…Basta ya, Señor, quítame la vida…” (1 Reyes 19:4). Satanás se aprovechará de tu fatiga. Cuando estás cansado te puedes volver excesivamente sensible y con ello perderás la oportunidad de madurar, inherente en toda crítica.
2) Date cuenta de que la gente buena también es criticada. A Jesús le llamaron comilón, bebedor de vino y amigo de gente de mala reputación (Mateo 11:19).Aquellos cuyas opiniones están marcadas por sus prejuicios y que son incapaces de analizar la situación, no van a entender que tu comportamiento responde a tu obediencia a Dios. Por lo tanto, si tus ideas y valores chocan con los suyos, trata de ser tolerante con ellos.
3) Mantén siempre una buena actitud. Tus propias actitudes te harán más daño que las de los demás. Si tienes prejuicios hacia algo, o te sientes inferior en alguna área, analiza de dónde viene eso. Escribe Pedro: “Para esto fuisteis llamados, porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas. Él no cometió pecado ni se halló engaño en su boca. Cuando lo maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que encomendaba la causa al que juzga justamente” (1 Pedro 2:21-23). ¡Entrégale todo al Señor y sigue adelante!

Cash Luna – Ser Agradecido(primera parte)


La Biblia nos dice que alma debe bendecir a Dios, esto lo encontramos en el Salmo 103:1-5 donde dice: “Bendice alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su Santo nombre. Bendice, alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus inequidades, Él que sana todas tus dolencias; Él que rescata del hoyo tu vida, Él que te corona de favores y misericordias; Él que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”.
Estos versículos nos dicen que el alma debe bendecir a Dios, por eso debe estar bien ministrada y no puede haber rencores, resentimientos y recelos en ella, no puede tener avaricia y cosas de ese tipo, porque debe bendecir a Dios.
El salmista se está hablando a sí mismo. Aprende también a hablarte. Cuando te mires al espejo di a tu alma: “Bendice alma mía al Señor, no olvides ninguno de sus beneficios.” (Salmo 103: 1-2)
Cuando estabas leyendo este salmo vino a mi mente la oportunidad que tuve de entrar a la galería de la reina, en el palacio de Buckingham, en Inglaterra y ver algunas de las joyas que tienen. Es impresionante. Me acerqué al tercer o cuarto diamante más grande del mundo y fue tal el destello que arrojó que se me cerraron los ojos. En ese momento vino a mi mente que en la Biblia dice que el Señor te corona de favores y misericordias (Salmo 103:4). Imaginé como es que gente venía donde la reina y le ponían las diferentes coronas para las diferentes actividades. Y me imaginé a Dios delante de todos, poniendo coronas sobre cada uno, adornada con el favor, la gracia y la misericordia del Señor. No hay ni una piedra preciosa con la que se pueda comparar el favor y la misericordia de Dios.
Favores y misericordia son los materiales de la corona de Dios y tú debes lucir esa corona. Cuando esos reyes y reinas salen, lucen la corona. Cuando tú sales a la calle deberías de salir sabiendo que luces la corona del favor de Dios. Debes creer en el favor y en la gracia que Dios te ha dado. Cuando entras en una oficina a hacer negocios, tienes que entender que llevas una corona de gracia y de favor de Dios, y que el favor de Dios te acompaña donde quiera que vayas, porque es la corona que Él te puso. Tú decides si te la pones para salir a la calle o la dejas engavetada.
Hay algunas personas que nunca están conformes ni contentas con lo que Dios les ha dado. Y no estoy hablando de no desear más, estoy hablando de no estar agradecido con lo que se tiene. Si tu tienes 10, lloras porque no tienes 11, pero agradeces muy poco que ya tienes 10; si tu tienes 20 estás enojado porque no tienes 21; Y cuando ya tienes 21 te enojas porque no tienes 23 en lugar de estar agradecido por todo lo que Dios te ha dado ó te está dando.
Algunas veces predico cosas del pasado que siguen tocando mi vida y mi corazón, y es porque tenemos que seguirlas recordando para saber de donde Dios nos sacó y nos levantó. Recuerdo cuando manejábamos una bicicleta entre tres, nos peleábamos por los pedales y los ingratos siempre me dejaban a mí en el timón, me usaban de “bumper”. Yo no olvido eso. Algunas veces tomo mi carro y voy a recorrer los lugares donde he vivido, llevo a mis hijos a conocerlos, nos estacionamos frente a la casa donde estuvieron cuando nacieron, les recuerdo el dormitorio que teníamos. Hay cosas que nosotros hicimos que no debemos ni mencionar porque nos avergonzamos de ellas, de los pecados que cometíamos antes; pero también debemos aprender a recordar de donde Dios nos sacó y de los pecados que nos perdonó. Debemos recordárselo a nuestra alma continuamente para que le provoque bendecir y agradecer a Dios.
Si estás por comenzar una nueva etapa, ¿Por qué no comenzar por recordar las cosas que antes ocurrieron, y de donde Dios nos levantó y de dónde nos sacó? Cuando lo recuerdas y ves tu vida, tu alma empieza a alabar al Señor y a bendecirlo continuamente.
No deberías de llorar cuando vengan las pruebas, ni protestar cuando te pasa lo malo. No preguntes ante lo malo: “Señor, pero, ¿por qué a mí?” Cuando pasa lo bueno en tu vida es cuando deberías decir: “Señor, ¿por qué a mí?”. Como pecadores merecemos sólo lo malo, por lo tanto, lo bueno es muestra de su misericordia.
Perdona la expresión que te voy a dar, pero solo un ingrato puede pasar por desapercibido el momento de la alabanza y la adoración; tiene un orgullo espantoso por dentro y no tiene gratitud para con Dios. Alguien que sabe que está coronado de favores y misericordia, valora el perdón de sus pecados, alza sus manos para adorar a Dios y a diario le sale palabra de agradecimiento.
¿Has oído el dicho que dice: “Le debo un favor tal persona”? Eso está mal, porque entonces dejó de ser favor. Cuando Dios nos da su favor, no le debes nada, porque ¿Con qué le pago haberme rescatado? ¿Con qué pago algo que vale la sangre del hijo de Dios? Con nada, eso es un favor. Y por eso debemos estar agradecidos
Si tu supieras lo que dar gracias puede hacer en el corazón de Dios, porque el Señor te da y te bendice, Él no esta esperando que le devuelvas algo, sólo observa tu corazón y espera que digas gracias.
Tú tienes muchas cosas por las cuales dar gracias a Dios todos los días. Las misericordias de Dios son nuevas cada mañana y ese es un motivo para ser agradecido constantemente.

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